¿Conoces la Peor Arma de Destrucción Pasiva?
No, no es la almohada si eso es lo que estás pensando, tampoco es la televisión, aunque tienen en común el efecto masivo. Te puedo decir, que casi todos (o todos) tus conocidos, amigos, vecinos, familiares (inclusive tu mismo/a), la han empleado alguna vez en la vida. Y ya sé que en estos momentos tal vez pienses que serías incapaz de hacerle daño a alguien, sin embargo, el arma pasiva a la que me refiero, es tan común, que la mayoría de la gente no la nota, suele pasar muy desapercibida.
Te hablo de la crítica...
Para muchas personas es una costumbre cotidiana, otros inclusive sienten que debe ser practicada para el progreso de la sociedad, más no están cercanos a la realidad.
Primordialmente ¿Qué se determina como la acción de criticar?
El diccionario de Google nos indica dos definiciones básicas: La primera, "criticar es examinar y juzgar una cosa, especialmente para determinar su bondad, verdad o belleza".
Y la segunda, "expresar opiniones o juicios negativos y contrarios sobre una persona o una cosa".
En ambas definiciones se pone en práctica la proyección del conocimiento externo sobre lo que se juzga o critica. Es decir, la crítica proviene de un desacuerdo entre nuestro conocimiento (empírico o conceptual), y la acción de otros.
La crítica está fundamentada en tener la razón sobre algo, una experiencia, un comportamiento, un concepto, una acción, etc. Sin embargo, la razón (y/o verdad) es algo que con frecuencia solemos defender si coincide con un orden de ideas entendido y por ende aceptado por cada quien. Por lo tanto, el acto de tener la razón o la verdad en nuestras manos es subjetivo, y no debería ser el punto de sustentación para condenar a otros.
Sin embargo, para entender realmente por qué la crítica es un arma destructiva y silenciosa es necesario antes conocer la forma en que la energía se transfiere de un ser a otro. Todo cuanto es energía tiene una frecuencia vibracional propia, la materia aunque sea inanimada, tiene su propia frecuencia vibracional. Cuando pensamos, sentimos y decimos una crítica hacia algún comportamiento, cosa o situación lo hacemos en base a nuestras creencias y experiencias propias, y que no necesariamente se aplica a los demás, pero también lo hacemos desde un estado vibratorio de enojo, incomprensión, y comparación. Por lo tanto, lo hacemos desde un estado vibracional bajo, denso, expresando emociones negativas (nadie critica a otro sintiendo felicidad).
Cuando criticamos estamos juzgando algo que nos resulta ilógico y estamos haciendo uso de todos los elementos que materializan la realidad. ¿Cuáles son esos elementos?
1) El pensamiento, creencia o
convicción de que algo o alguien es como nuestra percepción nos dicta.
2) El sentimiento de seguridad y
certeza de que tenemos la razón.
3) La palabra expresada como queja.
4) Un estado vibratorio de nuestra
energía denso y negativo.
Por lo tanto con nuestro pensamiento
creamos un puente para la energía que estamos transmitiendo, esa energía que
estamos sintiendo. Es igual que crear un puente invisible que va desde nosotros
hasta la otra persona, cosa o animal, y enviar la energía negativa generada en
nosotros y por nosotros mismos. El asunto no termina allí, esa energía impacta
en el otro y luego regresa a su origen, donde fue creada, es decir, quien
emitió la crítica.
Al final esa energía densifica no
sólo a quien la recibe sino que doblemente afecta a quien la emite.
El amor (que también es energía, una
energía de mucha potencia con una frecuencia vibracional muy elevada) también
se transfiere de esta manera, sólo que el efecto es todo lo contrario.
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