Escucha el Silencio

Cierra tus ojos y respira profunda y lentamente tres veces, despojando la mente de los pensamientos que la invadan en ese momento. Luego centra tu atención en escuchar el silencio que hay entre los sonidos que puedan rodearte. Concéntrate en el silencio que puedas distinguir y "escúchale" tanto como puedas, "obsérvalo". No importa si es sólo unos segundos o si logras enfocarte en él varios minutos.

Cuando eres capaz de percibir el silencio externo, la mente se calma y alcanzas la quietud interior. Éste ejercicio tiene profundas raíces energéticas y espirituales, la permanencia en el silencio te lleva a ampliar tus sentidos físicos y desarrollar los sentidos del alma, a demás de ser un camino en la conexión con tu ser superior.

El silencio, es una de las vías para lograr una profunda paz interior, ya sea que lo escuches y/o que lo apliques. En ambos casos, estarás aquietando la energía mental, la energía que depositas en lo externo, y la estarás aplicando a tu interior.

La práctica de escuchar el silencio es una forma más de meditación, y de permanencia en el aquí y el ahora.

Así mismo, logra un efecto positivo en el cuerpo, disminuyendo el estrés, la tristeza y la ansiedad, y le atribuye los beneficios de la meditación.

Practícalo varias veces al día por períodos cortos y de mucha concentración. Para iniciar y si te resulta más cómodo, puedes practicarlo en un lugar tranquilo, con el tiempo y la práctica podrás hacerlo en lugares más concurridos, ya que tu concentración se fortalecerá.

El principio de enantiodromia se trata de la transformación de algo en su opuesto. Por lo tanto, para que haya sonido, debe haber silencio, para que haya luz, debe haber oscuridad, para que haya forma debe antes haber existido el vacío. Entonces, ubica el silencio a pesar del sonido, porque donde encuentres uno, estará el otro también. Esto se efectúa porque el principio de enantiodromia responde a una de las 7 Leyes Universales, te hablo de la Ley de Polaridad. Ésta explica que los polos de una cosa, son exactamente lo mismo, aún y cuando parezcan contrario el uno del otro, lo que los diferencia, es el grado en el que se encuentran. Así, el calor y el frío son temperatura en diferentes grados, el frío es la ausencia de calor, sin embargo, para que uno pueda ser, el otro debe ser también.

Cuando tomamos consciencia de que nuestro mundo exterior es un espejo de nuestro mundo interior, podemos percibir con mayor claridad cómo actúan estas leyes sobre nosotros, así como obtener el mayor provecho de todo cuanto nos rodea. Es decir, adentrándonos en nuestro mundo interior, podremos experimentar el florecimiento de nuestro mundo exterior. Si te concentras en escuchar el silencio que existe en el exterior, experimentarás la quietud que se haya en tu interior.

Te invito a escuchar el silencio y dejar de lado el ruido de la mente. Recuerda "Silencio por fuera, quietud por dentro".

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